Colgante prasiolita, turmalina verde, olivino y plata

Colgante realizado en prasiolita tallada de gran calidad, turmalina verde, olivino tallado y plata 925 mm.

Mide 4,4 cm de largo incluido el asa y 1,4 cm de ancho.

La prasiolita es un cuarzo amatista macrocristalino extremadamente raro en su estado natural. Normalmente, la prasiolita es una amatista muy rara, gris púrpura, con tonos verdosos (de la mina de Montezuma cerca de Vitoria da Conquista, Estado de Bahía, Brasil) que calentada a 600°C se vuelve verde y transparente. Las amatistas, calentadas de esta manera, habitualmente, se tornan amarillas, y si se aumenta la temperatura o el tiempo de exposición al calor, se vuelven incoloras. Por ello, este cuarzo amatista verde es tan extremadamente raro, ya que solo se obtiene de este tipo de amatista.

La amatista es la piedra por excelencia de la meditación, se la considera la piedra de la mente.

Se dice que la amatista purifica y limpia la energía a todos los niveles: físico, mental, emocional y espiritual.

Las intensas vibraciones de la amatista son capaces de conducirnos a un sueño armonioso alejándonos de las pesadillas. Facilita el sueño, el descanso y la sensación de paz.

La amatista equilibra el cuerpo cuando hay alteraciones del sueño, siendo de ayuda en los casos de insomnio causados por una mente hiperactiva.

La amatista tiene una faceta calmante y tonificante que nos ayuda a superar casos de estrés, nervios y ansiedad y nos ayuda a recuperar nuestras energías.

Se cree que la turmalina verde fortaleza el sistema nervioso

La turmalina verde se cree que ayuda en la curación de las condiciones del corazón, debido a su asociación con el chacra del corazón.

La turmalina verde transforma la energía negativa en energía positiva y promueve la paciencia. Se cree que rejuvenece e inspira la creatividad.

Las joyas que contienen una turmalina verde se dice que somos capaces de ver todas las soluciones posibles y de seleccionar la más constructiva. Es un mineral de abundancia, ayuda a ver lo maravilloso de la vida. 

El olivino es también llamado crisolita o peridoto.

El olivino se le conoce como la piedra de la fidelidad, expresa justicia, amor y afecto hacia los demás.

Su gran poder como amuleto que aleja las malas energías queda registrado desde tiempos de Cleopatra, ya que se cuenta que le regaló a Marco Antonio un inmenso olivino que llevó consigo hasta su muerte.

El olivino ayuda a desarrollar la capacidad mental y a buscar la paz, serenidad y control sobre sus emociones. Se dice que el olivino elimina el estrés y potencia la confianza.

El olivino abre, limpia y activa el chacra del corazón.